Cinco jóvenes australianos comieron y bebieron opíparamente en un restaurante de Melbourne y escaparon sigilosamente sin pagar los 520 dólares que arrojó la boleta: no contaban con que serían rastreados por medio de la red social.
Así es, el dueño del lugar, gracias a Facebook, pudo localizar a uno de los morosos gastronómicos, y consiguió que le paguen la cuenta y hasta que le dejen una cuantiosa propina.
La historia, según narró el propietario del establecimiento, sería más o menos así: los 5 muchachos estuvieron bebiendo en la barra y después solicitaron una mesa para cenar. Acto seguido pidieron una gran cantidad de platos, así como caros vinos de gran calidad y varios postres.
Al final, salieron supuestamente a fumar pero jamás volvieron a entrar en el restaurante, por lo que luego de unas horas el propietario perdió las esperanzas de cobrar una cuenta que ascendía a 520 dólares.
“Fue entonces cuando recordé que, cuando el grupo llegó, uno de ellos había preguntado por una de nuestras meseras que no trabajaba esa noche”, dijo el dueño del local.
Ergo, la camarera le tiró un nombre y entonces él pensó en Facebook: buscó y encontró fotos del chico en las que aparecía además con su novia, la única chica del grupo. Además, gracias a los datos suministrados por la red social descubrió dónde trabajaba el joven deudor.
Tanto el chico como su novia trabajaban en otro restaurante de la zona. Sumamente encolerizado por descubrir que eran colegas, el hombre, iracundo, se dirigió al local en el que trabajaban y habló con el propietario, quien le prometió tomar medidas.
A los pocos días, el culpable se presentó en el restaurante del agraviado y no sólo pago la cuenta sino que dejó una generosa propina. Eso sí, también fue despedido de su trabajo por “violar” el código ético implícito entre colegas del rubro.
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